"Siehst
du", sprach der Tod, "das sind
die Lebenslichter der Menschen. Die großen
gehören Kindern, die halbgroßen
Eheleuten in ihren besten Jahren, die kleinen
gehören Greisen. Doch auch Kinder und
junge Leute haben oft nur ein kleines Lichtchen."
"Zeige mir mein Lebenslicht",
sagte der Arzt und meinte, es wäre
noch recht groß. Der Tod deutete auf
ein kleines Endchen, das eben auszugehen
drohte und sagte: "Siehst du, da ist
es." "Ach, lieber Pate",
sagte der erschrockene Arzt, "zündet
mir ein neues an, tut mirs zuliebe, damit
ich meines Lebens genießen kann, König
werde und Gemahl der schönen Königstochter."
La Muerte
le dijo: -Mira, esas velas que ves son las
vidas de los hombres. Las grandes son las
vidas de los niños; las medianas son
las vidas de los cónyuges, y las pequeñas
las de los ancianos. Pero hay también
niños y jóvenes que no tienen
más que una velita pequeña.
-¡Dime cuál es mi luz!- dijo
el médico, pensando que era todavía
una vela bien grande. Y la Muerte le enseñó
un cabito de vela, casi consumido:
-Ahí la tienes.
-¡Ay, madrina, madrina mía! ¡Enciéndeme
una luz nueva! ¡Por favor, hazlo por
mí! ¡Mira que todavía
no he disfrutado de la vida, que me van a
hacer rey y me voy a casar con la princesa.