Bald hernach
verfiel die Tochter des Königs in eine
schwere Krankheit. Sie war sein einziges
Kind, er weinte Tag und Nacht, daß
ihm die Augen erblindeten, und ließ
bekanntmachen, wer sie vom Tode errettete,
der sollte ihr Gemahl werden und die Krone
erben. Der Arzt, als er zu dem Bette der
Kranken kam, erblickte den Tod zu ihren
Füßen.
Er hätte sich der Warnung seines Paten
erinnern sollen, aber die große Schönheit
der Königstochter und das Glück,
ihr Gemahl zu werden, betörten ihn
so, daß er alle Gedanken in den Wind
schlug. Er sah nicht, daß der Tod
ihm zornige Blicke zuwarf, die Hand in die
Höhe hob und mit der dürren Faust
drohte; er hob die Kranke auf, und legte
ihr Haupt dahin, wo die Füße
gelegen hatten. Dann gab er ihr das Kraut
ein, und alsbald röteten sich ihre
Wangen, und das Leben regte sich von neuem.
Y al
poco tiempo, la hija del rey se puso muy
enferma. Era hija única, y su padre
estaba tan desesperado que no hacía
más que llorar.
Mandó decir que al que salvara a
su hija le casaría con ella y le
haría su heredero.
El médico, al entrar en la habitación
de la princesa, vio que la Muerte estaba
a los pies de la cama.
¡Que el muchacho habría recordado
la amenaza de su madrina! Pero la gran blleza
de la princesa y la felicidad de casarse
con ella le trastornaron tanto que se desechó
a todos los pensamientos. No vio las miradas
encolerizadas que le echaba la Muerte, ni
cómo le amenazaba con el puño
cerrado: cogió en brazos a la princesa
y la puso con los pies en la almohada y
la cabeza a los pies, le dio la hierba mágica,
y al poco rato la cara de la princesa se
animó y empezó a mejorar.