Es hatte
ein armer Mann zwölf Kinder und mußte
Tag und Nacht arbeiten, damit er ihnen nur
Brot geben konnte. Als nun das dreizehnte
zur Welt kam, wußte er sich seiner
Not nicht zu helfen, lief hinaus auf die
große Landstraße und wollte
den ersten, der ihm begegnete, zu Gevatter
bitten. Der erste, der ihm begegnete, das
war der liebe Gott, der wußte schon,
was er auf dem Herzen hatte, und sprach
zu ihm: "Armer Mann, du dauerst mich,
ich will dein Kind aus der Taufe heben,
will für es sorgen und es glücklich
machen auf Erden." Der Mann sprach:
"Wer bist du?" "Ich bin der
liebe Gott." "So begehr ich dich
nicht zu Gevatter,", sagte der Mann,
"du gibst dem Reichen und lässest
den Armen hungern." Das sprach der
Mann, weil er nicht wußte, wie weislich
Gott Reichtum und Armut verteilt. Also wendete
er sich von dem Herrn und ging weiter.
Un hombre
muy pobre tenía doce hijos; y aunque
trabajaba día y noche, no alcanzaba
a darles más que pan. Cuando nació
su hijo número trece, no sabía
qué hacer; salió a la carretera
y decidió que al primero que pasara
le haría padrino de su hijito.
Y el primero que pasó fue Dios Nuestro Señor; él ya conocía los apuros del pobre y le dijo:
-Hijo mío, me das mucha pena. Quiero ser el padrino de tu último hijito y cuidaré de él para que sea feliz.
El hombre le preguntó:
-¿Quién eres?
-Soy tu Dios.
-Pues no quiero que seas padrino de mi hijo;
no, no quiero que seas el padrino, porque
tú das mucho a los ricos y dejas que
los pobres pasemos hambre. El hombre contestó
así al Señor, porque no comprendía
con qué sabiduría reparte Dios
la riqueza y la pobreza; y el desgraciado
se apartó de Dios y siguió su
camino.