Seite 2: Das tapfere Schneiderlein (El sastrecillo valiente)



»Nun, das Mus soll mir Gott gesegnen«, rief das Schneiderlein, »und soll mir Kraft und Stärke geben«, holte das Brot aus dem Schrank, schnitt sich ein Stück über den ganzen Laib und strich das Mus darüber. »Das wird nicht bitter schmecken«, sprach er, »aber erst will ich den Wams* fertigmachen, eh ich anbeiße.« Er legte das Brot neben sich, nähte weiter und machte vor Freude immer größere Stiche. Indes stieg der Geruch von dem süßen Mus hinauf an die Wand, wo die Fliegen in großer Menge saßen, so daß sie herangelockt wurden und sich scharenweis darauf niederließen. »Ei, wer hat euch eingeladen?« sprach das Schneiderlein und jagte die ungebetenen Gäste fort. Die Fliegen aber, die kein Deutsch verstanden, ließen sich nicht abweisen, sondern kamen in immer größerer Gesellschaft wieder. Da lief dem Schneiderlein endlich, wie man sagt, die Laus über die Leber, es langte aus seiner Hölle nach einem Tuchlappen, und »Wart, ich will es euch geben!« schlug es unbarmherzig drauf. Als es abzog und zählte, so lagen nicht weniger als sieben vor ihm tot und streckten die Beine.

- ¡Vaya! -dijo el sastrecillo frotándose las manos-. ¡Qué Dios me bendiga esta mermelada, y que me dé fuerza y ánimos! Y sacando el pan del armario, cortóse una gran rebanada y se la untó bien. - Parece que no sabrá mal -díjose-; pero antes de regalarme, terminaré el jubón. Dejó el pan a un lado y reanudó la costura, más alegre que unas castañuelas, de modo que las puntadas le salían cada vez más largas. Mientras tanto, el dulce aroma de la mermelada subía pared arriba, la cual estaba llena de moscas, que, atraídas por el olorcillo, no tardaron en acudir en tropel. - ¡Hola!, ¿quién os ha invitado? -dijo el sastrecito, intentando ahuyentar a los indeseables huéspedes. Pero las moscas, que no entendían alemán, no dejaban despedirse sino volvían a la golosina, cada vez en mayor número. Por fin le picó al hombre una mosca , como suele decirse, y, cogiendo de entre los retales un trozo de paño: - ¡Aguardad, ya os daré yo! Exclamó, y descargó un golpe sobre las moscas. Al levantar el paño, vio que lo menos siete habían estirado la pata.

Vokabular
der Schrank = el armario
nicht bitter schmecken = no saber mal
bitter = amargo
das Wams* = el jubón (hoy en día "Wams" es neutro)
der Stich = la puntada
der Geruch = el olor
die Wand = la pared
die Fliege = la mosca
scharenweis = en tropel
einladen = invitar
abweisen = despedir
Es ist ihm eine Laus über die Leber gelaufen. = Le ha picado una mosca.
die Beine strecken = estirar las piernas





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