Die Kinder
wollten mit ihm spielen; aber das Entlein
glaubte, sie wollten ihm etwas zuleide tun,
und fuhr in der Angst gerade in den Milchnapf
hinein, so daß die Milch in die Stube
spritzte. Die Frau schlug die Hände
zusammen, worauf es in das Butterfaß,
dann hinunter in die Mehltonne und wieder
herausflog.
Wie sah es da aus! Die Frau schrie und schlug
mit der Feuerzange danach; die Kinder rannten
einander über den Haufen, um das Entlein
zu fangen; sie lachten und schrien; gut
war es, daß die Tür offenstand
und es zwischen die Reiser in den frischgefallenen
Schnee schlüpfen konnte; dort lag es
ganz ermattet. Aber all die Not und das
Elend, welches das Entlein in dem harten
Winter erdulden mußte, zu erzählen,
würde zu trübe sein. Es lag im
Moor zwischen dem Schilf, als die Sonne
wieder warm zu scheinen begann.
Die Lerchen sangen; es war herrlicher Frühling.
Los niños
querían jugar con él, pero el
patito feo tenía terror de sus travesuras
y, con el miedo, fue a meterse revoloteando
en la paila de la leche, que se derramó
por todo el piso. Gritó la mujer y
dio unas palmadas en el aire, y él,
más asustado, se metió de un
vuelo en el barril de la mantequilla, y desde
allí se lanzó de cabeza al cajón
de la harina, de donde salió hecho
una lástima. ¡Había que
verlo! Chillaba la mujer y quería darle
con las tenazas, y los niños tropezaban
unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo
gritaban y se reían! Fue una suerte
que la puerta estuviese abierta. El patito
se precipitó afuera, entre los arbustos,
y se hundió, atolondrado, entre la
nieve recién caída. Pero sería
demasiado cruel describir todas las miserias
y necesidades que el patito tuvo que pasar
durante aquel crudo invierno. Había
buscado refugio entre los juncos cuando las
alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar
de nuevo: llegaba la hermosa primavera.