Draußen
auf dem Lande, dicht am Wege, lag ein Landhaus;
du hast es gewiß selbst schon einmal
gesehen! Davor liegt ein kleines Gärtchen
mit Blumen und einem Zaun, der gestrichen
ist. Dicht dabei am Graben, mitten in dem
herrlichen grünen Grase, wuchs ein
kleines Gänseblümchen. Die Sonne
schien ebenso warm und schön darauf
herab, wie auf die großen, reichen
Prachtblumen im Garten, und deshalb wuchs
es von Stunde zu Stunde. Eines Morgens stand
es entfaltet da mit seinen kleinen, weißen
Blättern, die wie Strahlen rings um
die kleine gelbe Sonne in der Mitte sitzen.
Es dachte gar nicht daran, daß kein
Mensch es dort im Gras sah und daß
es nur ein armes, verachtetes Blümchen
sei: nein, es war froh und wandte sich der
warmen Sonne entgegen, sah zu ihr auf und
horchte auf die Lerche, die in den Lüften
sang.
Allá
en el campo, junto al camino, hay una casa
de campo, que de seguro habrán visto
alguna vez. Delante tiene un pequeño
jardín con flores y una valla pintada.
Allí cerca, en la concavidad, en medio
del bonito y verde césped, crecía
una pequeña margarita, a la que el
sol enviaba sus vigorizantes rayos con la
misma generosidad que a las grandes y suntuosas
flores del jardín; y así crecía
ella de hora en hora.
Una mañana estaba allí, con
sus pequeños y blanquísimos
pétalos desplegados, dispuestos como
rayos en torno al solecito amarillo que tienen
en su centro las margaritas. No se preocupaba
de que nadie la viese entre la hierba, ni
se quejaba de ser una pobre flor despreciada;
se sentía contenta y, vuelta de cara
al sol, estaba mirándolo mientras escuchaba
el alegre canto de la alondra en el aire.
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