Parece que hemos perdido. Un sistema tan complicado
nadie lo puede justificar y en este caso, ni siquiera
se puede decir que es lingüísticamente interesante.
No es así, porque las dificultades que surgen,
sólo existen en alemán; no es algo que se pueda generalizar,
que podría ser útil, si quisiéramos aprender otras lenguas,
ruso, turco, árabe, o lo que sea. La declinación de los
adjetivos es simplemente absurda, ineficaz y tonta y
no vale la pena perderse en sofismas, queriendo justificar
ésto, si la verdad cruda y dura es así. La única pregunta
interesante es, cómo se ha podido llegar a un sistema
tan absurdo. El autor cree que el alemán ha partido
mal en cuanto se refiere a la morfología; o sea, la manera
de formar los morfemas gramaticales era poco clara y
ello creó cualquier cantidad de problemas. Pero
como nosotros los alemanes somos tan simpáticos, nos
va a perdonar que seamos un poco absurdos, ¿no? Casi
no nos atrevemos a decir que en cuanto se refiere a
la declinación de los adjetivos hay más problemas todavía.
Desaconsejamos fuertemente al lector tratar de comprender
todos los detalles ahora mismo. El autor piensa que es
mucho mejor intentar comprender solamente el sistema
en general, sin los detalles. Basta que usted sea capaz
de saber lo suficiente para analizar un problema. Si
tiene una idea del sistema en general, yo le aconsejaría
leer textos en alemán (periódicos, novelas o lo que
sea) y ensayar a resolver los problemas gramaticales
que surgen. Para ello, necesita una idea general de la
gramática alemana, pero no todos los detalles. Los detalles
los va aprendiendo después, leyendo o hablando.