Seite 17: Die Nachtigall (El ruiseñor)



Der arme Kaiser konnte kaum atmen, es war gerade, als ob etwas auf seiner Brust säße. Er schlug die Augen auf, und da sah er, daß es der Tod war. Er hatte sich eine goldene Krone aufgesetzt und hielt in der einen Hand des Kaisers goldenen Säbel, in der andern seine prächtige Fahne. Ringsumher aus den Falten der großen Samtbettvorhänge sahen allerlei wunderliche Köpfe hervor, einige ganz häßliche, andere lieblich und mild; das waren des Kaisers gute und böse Taten, die ihn anblickten, jetzt, da der Tod ihm auf dem Herzen saß.
»Entsinnst du dich dessen?« Und dann erzählten sie ihm so viel, daß ihm der Schweiß von der Stirne rann. »Das habe ich nie gewußt!«, sagte der Kaiser.
»Musik, Musik, die große chinesische Trommel«, rief er, »damit ich nicht alles zu hören brauche, was sie sagen!« Aber sie fuhren fort, und der Tod nickte wie ein Chinese zu allem, was gesagt wurde.
»Musik, Musik!«, schrie der Kaiser. »Du kleiner herrlicher Goldvogel, singe doch, singe! Ich habe dir Gold und Kostbarkeiten gegeben, ich habe dir selbst meinen goldenen Pantoffel um den Hals gehängt, singe doch, singe!«

El pobre emperador jadeaba con gran dificultad; era como si alguien se le hubiera sentado sobre el pecho. Abrió los ojos y vio que era la Muerte, que se había puesto su corona de oro en la cabeza y sostenía en una mano el dorado sable imperial, y en la otra, su magnífica bandera. En torno, por los pliegues de los cortinajes asomaban extravías cabezas, algunas horriblemente feas, otras de expresión dulce y apacible: eran las obras buenas y malas del emperador, que lo miraban en aquellos momentos en que la muerte se había sentado sobre su corazón. -¿Te acuerdas de tal cosa? -Y entoncs le recordaban tantas, que al pobre le manaba el sudor de la frente. -¡Yo no lo sabía! -decía el emperador-.
¡Música, música! ¡Que suene el gran tambor chino -gritó- para no oír todo eso que dicen!
Pero las cabezas seguían hablando y la Muerte asentía con la cabeza, al modo chino, a todo lo que decían. -¡Música, música! -gritaba el emperador-. ¡Oh tú, pajarillo de oro, canta, canta! Te di oro y objetos preciosos, con mi mano te colgué del cuello mi chinela dorada. ¡Canta, canta ya.

Vokabular
der Säbel = el sable
die Fahne = la bandera
die Falte = el pliegue
sich entsinnen = acordarse
der Schweiß = el sudor





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