Zwei Gestalten
bewegten sich im Zimmer. Wir kennen sie
beide: Es waren die Trauer und die Abgesandte
des Glückes. Sie beugten sich über
den Toten.
"Siehst du", sagte die Trauer,
"welches Glück brachten deine
Galoschen wohl der Menschheit?"
"Sie brachten wenigstens dem, der hier
schläft, ein dauerndes Gut!",
antwortete die Freude.
"O nein!", sagte die Trauer, "selbst
ging er fort, er wurde nicht abgerufen!
Seine geistige Kraft hier war nicht stark
genug, um die Schätze dort zu heben,
die er nach seiner Bestimmung heben soll!
Ich will ihm eine Wohltat erweisen!"
Und sie zog die Galoschen von seinen Füßen;
da war der Todesschlaf zu Ende und der Wiederbelebte
erhob sich. Die Trauer verschwand, mit ihr
aber auch die Galoschen; sie hat sie gewiss
als ihr Eigentum betrachtet.
Dos personajes
iban de un lado para otro de la habitación,
dos personajes a quienes ya conocemos: Eran
la tristeza y la mensajera de la suerte. Las
dos se inclinaron sobre el muerto.
- ¿Ves -dijo la tristeza qué
felicidad han proporcionado tus chanclos a
los humanos?
- Al menos al que aquí duerme le dieron
un bien eterno -respondió la alegría.
- ¡Oh, no! -replicó la tristeza-.
Se marchó por propia voluntad, sin
ser llamado; su fuerza espiritual no fue bastante
para explotar los tesoros que su destino le
asignó en esta Tierra. Voy a hacerle
un favor.
Y le quitó los chanclos de los pies,
con lo cual terminó el sueño
de muerte, y el resucitado se incorporó.
La tristeza desapareció, llevándose
los chanclos; seguramente los consideraría
como de su propiedad.