Auf dem
Rinnsteinbrette standen drei, die sich
der Laterne vorgestellt hatten, indem sie
glaubten, dass diese es sei, die das
Amt zu vergeben habe. Der eine davon war
ein Heringskopf, denn auch ein solcher
leuchtet im Dunkeln, und daher meinte er,
es würde eine große Ölersparnis
sein, wenn er auf den Laternenpfahl käme.
Der zweite war ein Stück faulen Holzes,
das auch leuchtete, und überdies war
es das letzte Stück von einem Baume,
der einst die Zierde des Waldes gewesen
war. Der dritte war ein Johanniswurm. Woher
der gekommen, begriff die Laterne nicht,
aber der Wurm war da und leuchtete auch.
Aber das faule Holz und der Heringskopf
beschworen, dass er nur zu gewissen
Zeiten leuchte und dass er deshalb
nie berücksichtigt werden könne.
Sobre la
cobertura que habían puesto sobre el
arroyo habían tres personas que se
habían presentado al farol creyendo
que él decidiría quien sería
su sucesor. Uno de ellos era una cabeza de
arenque, que en la oscuridad es fosforescente,
por lo cual pensaba que representaría
un notable ahorro de aceite si lo colocaban
en la cima del poste de alumbrado. El segundo
aspirante era un pedazo de madera podrida,
el cual luce también y era el último
resto de un árbol, que antaño
había sido la gloria del bosque. El
tercero era una luciérnaga. De dónde
procedía, el farol no entendía,
pero lo cierto era que se había presentado
y que era capaz de lucir. Pero la madera podrida
y la cabeza de arenque afirmaban que sólo
podía brillar a determinadas horas,
por lo que no merecía ser tomada en
consideración.