Seite 78: Des Moorkönigs Tochter (La hija del rey del pantano)



Aber sie schaute nicht auf des Bräutigams männlich gebräunte Wangen, auf denen der schwarze Bart sich kräuselte, sie blickte nicht in seine feurigen dunklen Augen, die sich auf sie hefteten, sie schaute hinaus, zu den blinkenden, funkelnden Sternen empor, die vom Himmel herabstrahlten. Da rauschten draußen starke Flügelschläge durch die Luft; die Störche kamen zurück. Das alte Storchpaar, wie müde es auch von der Reise war, und wie sehr es auch der Ruhe bedurfte, flog sogleich auf das Geländer der Veranda hinab; sie wußten, welches Fest heute gefeiert wurde. Schon an der Grenze des Landes hatten sie gehört, daß Klein-Helga sie auf einer Wand hatte abmalen lassen, da sie mit zu ihrer Geschichte gehörten.
»Das ist doch eine große Ehre«, sagte der Storchvater. »Das ist sehr wenig«, sagte die Storchmutter, »weniger hätte es wohl kaum sein können!«

Pero ella no miraba las mejillas morenas y viriles del prometido, enmarcadas por rizada barba negra, ni sus oscuros ojos llenos de fuego, que permanecían clavados en ella. Miraba fuera, hacia la centelleante estrella que le enviaba sus rayos desde el cielo.
Llegó del exterior un intenso ruido de alas; las cigüeñas regresaban.
La vieja pareja, aunque rendida por el viaje y teniendo necesidad de descanso, fue a posarse en la balaustrada de la terraza, pues se habían enterado ya de la fiesta que se estaba celebrando. En la frontera del país, alguien las había informado de que la princesa las había mandado pintar en la pared, y que las dos formaban parte integrante de su historia.

-Es una gran distinción -exclamó la cigüeña padre. -Eso no es nada -replicó la madre-. Es el honor más pequeño que podían hacernos.

Vokabular
der Ruhe bedürfen = tener necesidad de descanso
die Veranda = la terraza





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