"Du
bist ein wunderbarer Koch", antwortete
der fremde Fürst, "und weißt,
was anständig essen heißt. Du
hast in der ganzen Zeit, in der ich hier
bin, nicht eine einzige Speise wiederholt
und alles trefflich bereitet. Aber sage
mir doch, warum bringst du so lange nicht
die Königin der Speisen, die Pastete
Souzeraine?"
Der Zwerg war sehr erschrocken; denn er
hatte von dieser Pastetenkönigin nie
gehört; doch faßte er sich und
antwortete:"O Herr! Noch lange, hoffte
ich, sollte dein Angesicht leuchten an diesem
Hoflager, darum wartete ich mit dieser Speise;
denn womit sollte dich denn der Koch begrüßen
am Tage des Scheidens als mit der Königin
der Pasteten?"
"So?", entgegnete der Herzog lachend.
"Und bei mir wolltest du wohl warten
bis an meinen Tod, um mich dann noch zu
begrüßen? Denn auch mir hast
du die Pastete noch nie vorgesetzt. Doch
denke auf einen anderen Scheidegruß;
denn morgen mußt du die Pastete auf
die Tafel setzen."
-Eres un
cocinero maravilloso- contestó el príncipe
extranjero, -y sabes lo que significa comer
a pedir de boca. En todo el tiempo que llevo
aquí no has repetido ni un solo plato
y has preparado todo con mucho acierto. Pero
dime ¿por qué tardes tanto en
traer a la mesa la reina de los manjares,
la empanada de Souzeraine?
El enano quedó muy asustado, pues nunca
había oído hablar de aqulla
reina de las empanadas, pero se repuso y contestó
-¡oh, señor! Tenía la
esperanza de que todavía por mucho
tiempo tu semblante iluminara estos reales,
por eso reservaba este plato; pues ¿con
qué, si no, te obsequiaría el
cocinero el día de tu partida, a no
ser con la reina de las empanadas?-
-¿Como así?- respondió
el duque riendo. ¿Y a mí me
lo querías reservar quiza hasta el
día de mi muerte para obsequiarme en
ese momento? Pues a mí tampoco me has
servido nunca la empanada. Piensa, pues, en
otro obsequio de despedida, que mañana
presentarás la empanada en la mesa.