"Stichst
du mich,
So beiß' ich dich.
Drückst du mir die Kehle ab,
Bring' ich dich ins frühe Grab."
Ganz erschrocken setzte der Zwerg Nase seinen
Käfig nieder, und die Gans sah ihn
mit schönen, klugen Augen an und seufzte.
"Ei der Tausend!", rief Nase.
"Sie kann sprechen, Jungfer Gans? Das
hätte ich nicht gedacht. Na, sei Sie
nur nicht ängstlich! Man weiß
zu leben und wird einem so seltenen Vogel
nicht zu Leibe gehen. Aber ich wollte wetten,
Sie ist nicht von jeher in diesen Federn
gewesen. War ich ja selbst einmal ein schnödes
Eichhörnchen."
"Du hast recht", erwiderte die
Gans, "wenn du sagst, ich sei nicht
in dieser schmachvollen Hülle geboren
worden. Ach, an meiner Wiege wurde es mir
nicht gesungen, daß Mimi, des großen
Wetterbocks Tochter, in der Küche eines
Herzogs getötet werden soll!"
Si tú
me picas a mí
yo te pico a ti.
Si tú me estrangulas
te quitaré la vida.
Muy asustado, el enano Narizotas puso su
jaula en el suelo y la oca lo miró
con ojos bellos e inteligentes y suspiró.
¡Qué demonios!- exclamó
Narizotas. -¿Sabe hablar, señorita
oca? No lo hubiera creído. Pues,
¡que no esté inquieta! Se sabe
vivir y no se arremeterá contra un
ave tan rara. Pero apostaría que
no siempre ha estado dentro de esas plumas;
yo mismo fui en ortro tiempo una vil ardilla.
-Tienes razón- replicó la
oca, -al decir que no he nacido en esta
ignominiosa envoltura. ¡Ay! En la
cuna no me cantaron que Mimí, la
hija del gran Aspavientos, acabaría
sus días en la cocina de un duque.