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Das Bettelweib von Locarno. (von Heinrich von Kleist)
*Das
Ehepaar, zwei Lichter auf dem Tisch, die
Marquise unausgezogen, der Marchese Degen
und Pistolen, die er aus dem Schrank genommen,
neben sich, setzen sich gegen elf Uhr jeder
auf sein Bett; und während sie sich
mit Gesprächen, so gut sie vermögen,
zu unterhalten suchen, legt sich der Hund,
Kopf und Beine zusammengekauert, in der
Mitte des Zimmers nieder und schläft
ein, Drauf, in dem Augenblick der Mitternacht,
läßt sich das entsetzliche Geräusch
wieder hören; jemand, den kein Mensch
mit Augen sehen kann, hebt sich auf Krücken
im Zimmerwinkel empor; man hört das
Stroh, das unter ihm rauscht; und mit dem
ersten Schritt: tapp! tapp! erwacht der
Hund, hebt sich plötzlich, die Ohren
spitzend, vom Boden empor, und knurrend
und bellend, grad' als ob ein Mensch auf
ihn eingeschritten käme, rückwärts
gegen den Ofen weicht er aus.
El matrimonio,
después de haber depositado dos luces
sobre la mesa, la Marquesa sin desvestirse,
el Marqués con la daga y las pistolas,
que había sacado de un cajón,
puestas a un lado, hacia eso de las once
se tumbaron en la cama; y mientras trataban
de entretenerse conversando, el perro se
tumbó en medio de la habitación,
acurrucado con la cabeza entre las patas.
Y he aquí que justo al llegar la
medianoche se oyó el espantoso rumor;
alguien invisible se levantó del
rincón de la habitación apoyándose
en unas muletas, se oyó ruido de
paja, y cuando comenzó a andar: tap,
tap, se despertó el perro y de pronto
se levantó del suelo, enderezando
las orejas, y comenzó a ladrar y
a gruñir, como si alguien con paso
desigual se acercase, y fue retrocediendo
hacia la estufa.
Bei diesem
Anblick stürzt die Marquise mit sträubenden
Haaren aus dem Zimmer; und während
der Marchese, der den Degen ergriffen: »Wer
da?« ruft, und, da ihm niemand antwortet,
gleich einem Rasenden nach allen Richtungen
die Luft durchhaut, läßt sie
anspannen, entschlossen, augenblicklich
nach der Stadt abzufahren. Aber ehe sie
noch nach Zusammenraffung einiger Sachen
aus dem Tore herausgerasselt, sieht sie
schon das Schloß ringsum in Flammen
aufgehen.
Al ver esto, la Marquesa, con el cabello
erizado, salió de la habitación,
y mientras el Marqués, con la daga
desenvainada, gritaba: «¿ Quién
va?», y como nadie le respondió
y él se agitó como un loco
furioso que trata de encontrar aire para
respirar, ella mandó ensillar decidida
a salir hacia la ciudad. Pero antes de que
corriese hacia la puerta con algunas cosas
que había recogido precipitadamente,
pudo ver el castillo prendido en llamas.
Der Marchese, von Entsetzen überreizt,
hatte eine Kerze genommen und dasselbe, überall
mit Holz getäfelt wie es war, an allen
vier Ecken, müde seines Lebens, angesteckt.
Vergebens schickte sie Leute hinein, den
Unglücklichen zu retten; er war auf
die elendiglichste Weise bereits umgekommen;
und noch jetzt liegen, von den Landleuten
zusammengetragen, seine weißen Gebeine
in dem Winkel des Zimmers, von welchem
er das Bettelweib von Locarno hatte aufstehen
heißen.
El Marqués, preso de pánico,
había cogido una vela y cansado como
estaba de vivir, había prendido fuego
a la habitación, toda revestida de
madera. En vano la Marquesa envió gente para
salvar al infortunado; éste encontró
una muerte horrible, y todavía hoy
sus huesos, recogidos por la gente del lugar,
están en el rincón de la habitación
donde él ordenó a la mendiga
de Locarno que se levantase.
*construcción poética
Vokabular
herunterkommen =
bajar
bekannt
machen =
publicar
ein
treuer Bedienter (Diener) = un fiel servidor
unterdrücken
(verheimlichen) = disimular
das Fremdenzimmer
(Gästezimmer) =
la habitación
de los huéspedes