Como ya hemos mencionado arriba, el alemán, al contrario
del español, distingue en la tercera persona singular,
si el dueño es una mujer o un hombre. Si se quiere,
se puede formular lo mismo de una manera más abstracta.
En la tercera persona singular el pronombre posesivo
está determinado por el genero del dueño
y por el género de la cosa poseída.